Los osos gummi; fuente:disney fan site
Jugo de Gummibaya

1 de Abril.- Hoy en Austria es un día de jolgorio general. Y no porque sea Domingo de Ramos –fecha en la que, según la tradición española más usada, hay que estrenar algo- sino porque hoy, pacientes lectores, es el día de los Santos Inocentes. El 1 de Abril en Austria se gastan todas las bromas inócuas que anuncian, de alguna manera, la llegada de los frívolos tiempos primaverales.
Lo que voy a contar a continuación, sin embargo, no es una inocentada. Hace algunas semanas hablé de las comidas austríacas, pero ayer, mientras me bebía medio litro de Johanesbeersaft (aquí somos así) caí en la cuenta de que nunca había hablado de las bebidas austríacas, que también tienen su miga.
Para empezar, los austríacos son unos grandes amantes del agua. No en vano, del grifo sale el producto del deshielo de la nieve de los Alpes. Así que, con la excusa de la calidad del ingrediente, los austríacos se dedican a mezclar el agua con todas las bebidas (excepto la cerveza y el vino tinto). A esta operación (tan sana como en favor de la economía nacional) la llaman spritzen (o sea, más o menos, salpicar). Así, a un español –a este, por ejemplo- se le descuelga la mandíbula la primera vez que lo invitan a una casa y le ofrecen un zumo y ve que el dueño o la dueña de la casa cogen, echan como tres dedos en un vaso y luego ponen dicho vaso debajo del grifo hasta llenarlo. Bien es cierto que aquí, previendo la operación esta, los zumos son más concentrados que en la piel de toro pero, de todas maneras, esto no te quita la cara de tonto que se te queda. Otro punto interesante a propósito del agua, que ya apuntó en su día Marujita Robinson, es que aquí el agua que se vende es, por antonomasia, con gas. Me aseguran mis amigos vieneses que, incluso, la existencia en las tiendas del agua sin gas embotellada es un invento reciente, que los más viejos del lugar miran con cierta desconfianza. Porque razonan ellos –austríacos de la virgen del puño- que para conseguir agua mineral sin gas no tienen que gastarse un céntimo: que ya sale del grifo o wasserhan, y no les falta razón.
Otra bebida que resulta de mezclar agua (esta vez con gas) con otro elemento es el spritzer. La receta es simple: vino blanco del año con agua al gusto. En las heuriger (hablaré pronto de ellas porque pronto empieza la temporada) que son las tabernillas locales en donde se sirve vino del año, cuando pides spritzer te dan dos jarritas: una de vino y una de agua. Así, las mezclas a tu gusto. El spritzer de invierno tiene mucho vino y poca agua y el de verano, por aquello de refrescar, viceversa. El agua para hacer el spritzer tiene que estar congelada, por cierto. Yo le digo a M. que esto lo hacen para tapar el sabor del vino blanco con el que se hace el spritzer, el cual, salvo honrosísimas excepciones, suele ser bastante fighter (peleón).
Como prueba de esta afición austríaca de echarle cosas al líquido elemento, también se puede citar que las estanterías de los supermercados están llenas de botellitas de sirope que, una vez rebajado con agüita, da sabrosos refrescos. A mí el que más me gusta es el de Hollunder, que es un árbol de flor blanca –eso pone en la etiqueta de la botella- pero también los hay de diferentes bayas y frutas del bosque, así como de imitación a Coca-cola.
Los austríacos beben menos vino tinto que nosotros, pero los tintos que producen pueden mojarle la oreja a nuestros mejores caldos. También son muy aficionados al champán, que beben puro o bien mezclado con zumo de naranja (el caso es mezclar) y que se llama Sekt-orange.
En favor de esta costumbre austríaca de la que he hecho, justo es reconocerlo, cierto cachondeo malsano, tengo que decir que la costumbre de beber el vino puro es relativamente reciente y, aún diría más, es bárbara. Los romanos lo bebían aguado o mezclado con especias y miel, y los austríacos –que se sienten en todo herederos de este imperio- han conservado la costumbre de beber el vino como el sacerdote cuando lo consagra en misa –esto no quita, naturalmente, que a los paladares bárbaros, como el mío, no les sepa a nada-.
En fin: feliz día de los santos inocentes. Mañana, más.

2 comentarios:

Luisru dijo...

Si hoy es el día de los inocentes, ¿cual de las anteriores afirmaciones sobre los austriacos es falsa?
Lo del agua con gas creo que es una costumbre extendida por toda Europa, excepto en nuestro amado país (otra razón para preguntarse ¿somos Europa?)
Jo, que recuerdos los osos gummi.

Paco Bernal dijo...

Hola! Qué alegría tenerte por aquí. Gracias por tu comentario. En cuanto a lo que me preguntabas, pues no he dejado ninguna inocentada porque yo soy más íntegro que Mayra Gómez Kemp en el Un,dos,tres. O sea, que yo no miento nunca ;-)
De lo del agua con gas, no hay que echarla de menos, que no es nada sana...Que me lo digan a mí, que por, entre otras cosas, el agua con gas carbónico, he pillado una gastritis que me tiene a jugo de gummibaya.
Un abrazo, y hasta más leer.