Papas con arroz, bonito con tomate, cochifrito, caldereta...

Enseña(r)se

9 de Octubre.- Cuando yo era chico, la verdad es que teníamos muy poco tiempo libre. Aparte de estudiar asignaturas aburridísimas en libros sin dibujos (las alegres ilustraciones desaparecían como por ensalmo a partir de tercero de E.G.B.), y de utilizar para nuestro trabajo cotidiano lápices amarillos y negros, o gomas de borrar Milán de colores pastel (dos o tres, nada más: verde, rosa y blanco) que además, eran inodoras; además de tener que hacer tareas extraescolares eternas (como pasar a limpio tu cuaderno tres meses de todas las asignaturas para que luego el profe le pasara revista), o tener que acarrear pesadísimos volúmenes en mochilas diseñadas para que nos diésemos cuenta de cómo se sentían los niños asiáticos trabajando en las minas de sal, bueno, pues además de eso, teníamos otras tareas que mi padre, un hombre bueno a la par de práctico, englobaba (y engloba aún) bajo el amplio epígrafe de “Cosas a las que los niños tienen que enseñarse”.
Él, como es extremeño (y a mucha honra) no decía enseñarse, porque la variedad dialectal de Extremadura ha suprimido las erres en esta situación, así que decía “Cosas a las que los niños tienen que enseñase”. En fin, a lo que yo iba: se aplicaba esta heterodoxa conjugación del verbo enseñar a todas aquellas cosas que eran a)buenos hábitos que uno tenía que adquirir por uno mismo (ser ordenado, hacer los deberes más complicados antes que otras cosas, no dejar nada para mañana) o b) Aquellas cosas que se podían aprender solo (como mindolo) y que no exigían más método pedagógico que el de prueba y error.
Debo decir que el apartado b) era el más peligroso; porque la verdad es que, como en mi familia hemos sido siempre muy lanzados, nos aventurábamos por los vericuetos más extraños con el objetivo de aprender. Por ejemplo: mi madre un día se dio cuenta de que los pantalones de los uniformes de nuestro cole le salían por un pico. Así que, ni corta ni perezosa, cogió unos y dijo:


-Esto me sale por un güevo de la cara. Tengo que enseñarme a hacer pantalones.


Y allá que se puso ella, con un precario bagaje de técnicas de corte y confección a cortar pantalones de unas piezas de pana marrón que compró en un comercio que no sé si seguirá existiendo, pero que se proveía de restos industriales.


-¿Qué haces, Isabel? –le preguntaban las vecinas.
-Pues mira, hija, aquí estoy: enseñándome a hacer pantalones. Por cierto, ¿Tú cómo haces...?


Y así, el hecho de enseñarnos, pues constituía una excusa más para andar renovando amistades.
¿Y qué tiene que ver esto –se preguntará el curioso lector- con la temática de un blog que se llama Viena Directo?
Pues es muy sencillo, querido lector: aprovechando que me encuentro between jobs, he decidido enseñarme a cocinar. Y la verdad es que, tras una semana, domino más o menos el repertorio de platos de mi infancia ¡Qué recuerdos! Las sabrosas lentejas, las tiernas alubias, los humildes y nutritivos garbanzos, el estofado de patatas...Algunas cosas, casi me salen como a mi madre (que también, sin tener ni idea, tuvo que enseñarse a cocinar, como todas las amas de casa principiantes de su tiempo).
El tiempo, queridos, está para aprovecharlo. Así que nada, ¿Qué estáis haciendo, que no os enseñáis a hacer cosas?
Hay que enseñase, hombre, hay que enseñase...

9 comentarios:

Te de llimona dijo...

Jolín, los pelos como escarpias se me han puesto al volver a recordar aquellas "papas con arroz molido...na na nanana...y migas con chocolate!" Y, sí, es curioso, pero antes la gente se enseñaba más de todas esas cosas tan útiles como: hacerse la ropa, arreglar una lámpara, poner un cristal en la ventana... Yo siempre me pregunto por qué mi madre, que nunca ha ido a ningún cursillo de cocina, es la mejor cocinera del mundo! ;-)

Anónimo dijo...

hola guapo hoy estoy haciendo unas lentejas haber si tu sobrina mañana quiere unas poquitas con un poco de suerte, y yo me alegro que sepas mas o menos cocinar y planchar asi nadie puede decir tu madre no te ha enseñado que es verdad que hasta que te has ido de mi lado no lo has hescho, pero nunca es tarde, asi que animo a los que todavia no lo han empezado a hacer que tomen tu ejemplo, un beso

Marona dijo...

Pues yo también me estoy enseñando a cocinar, a hacer pan, a hacer fotos... y la verdad es que creo que "progreso adecuadamente" ;) pero claro, las autoevaluaciones siempre son un pelín subjetivas :D:D:D

amelche dijo...

Voy a ver si me enseño a cocinar, que falta me hace a mí también. Y a pintar las paredes de mi nueva casa de segunda mano, tampoco iría mal. Por cierto, mi abuelo materno también decía mucho eso de "enseñarse" y no era extremeño, sino de la Vega Baja del Segura. Los extremeños en mi familia son por parte paterna.


Oye, qué bien "te vende" tu madre, ¡ja,ja! ¡Un hombre que sabe cocinar y planchar! Te voy a tener que tirar los tejos... ¡Ja,ja!

Pdata. Las mochilas siguen pesando lo mismo o tal vez más. El otro día una alumna me hizo agarrar la suya para que comprobara el peso y era increíble.

JOAKO dijo...

Vainica doble, Sabina, Elena Santonja , el terruño extremeño, raro que no hayas sacado a relucir a Luis Chamizo. Me encanta el post, he de decir que es evocador a la par que instructivo, esa menera de actuar es la que me ha costado muchos años desarrollar, yo no tuve unos padres que obrasen así, ellos eran hijos de ricos de pueblo ambos, uno de ricos intelectuales(profesiones liberales), y otro de ricos a secas, el resultado fue un estatus superior a la media que les permitio vivir sin muchos problemas, pero sin "el hambre" necesario para comprender y transmitir que es muy importante progresar en el conocimiento, o que no todo el conocimiento se puede subcontratar.

Arantza dijo...

A mí también me encanta enseñarme a hacer cosas, me enseñé a cocinar hace diez años en Escocia, con tanto éxito que los compas del trabajo se sentaban en círculo a contemplar lo que llevaba en mis "tupper" para el "lunch"... je, je, y es que los pobres almorzaban todos los días el sempiterno sandwich con las "chips" de vinagre... Ahora ando enseñándome a hacer punto, pero eso es algo que sola (y con videos en Internet) es más bien difícil. He conseguido hacer bufandas, pero sólo sé tejer cuadrado. Después de hacer bufandas para todos los amigos y familiares, he llegado al punto de inflexión: o aprendo a tejer en círculo, o... oye, Paco, ¿no necesitarás una bufanda? :-D

Paco Bernal dijo...

Hola a todos!
Gracias por vuestros comentarios.
A Te de llimona: yo creo que viene de que antes todo costaba comparativamente más caro -aunque ahora el trabajo manual esté por las nubes- y la gente se las apañaba con su propia habilidad. Y es que el ser mañoso es bastante rentable.
A mi madre: no sé yo si mi sobrina se ha comido las lentejas jajaja. Pero bueno: oye, nunca es tarde, como tu dices. Y siempre mola ver que puedes hacer las cosas por ti mismo.
A Marona: a lo de cocinar, que lo sé yo, no es que te estés enseñando, es que eres ya una experta jajaja. Y de lo de las fotos también eh? Que las haces muy requetebien.
A Amelche: lo de las mochilas de los críos es un crimen. Pero nosotros no teníamos trolleys de esos, que alivian un poco. De lo de planchar y cocinar...Tampoco es nada espectacular, de momento jajaja. No sé hacer cosas difíciles :-)
A Joako: tienes razón! Me ha faltado sacar a Porrina de Badajoz jajaja. Yo creo que, más que lo de progresar en el conocimiento, que también, estaba detrás el pensamiento de que uno mismo es un objeto mejorable, no sé si me explico. La sensación de que uno era alguien imperfecto pero que, por el propio esfuerzo podía ir a más. Nussé.
A Arantza: es verdad, aquí también comen guarrerías a medio día. Es que no se sientan a comer. Cuando yo me ponía en mi último trabajo con mi plato y mi pan y mi cuchara o mi tenedor, lo flipaban. En cuanto a lo del tejido, la verdad es que, sin nadie que te enseñe, tiene mucho mérito. Igual necesito una bufanda para cuando llegue el invierno, ya te contaré jajaja.
Saludos a todos,
P.

amelche dijo...

Oye, que yo he hecho hoy unos macarrones con beicon... que te cuente mi hermana, que se los ha comido y no ha muerto en el intento. ¡Ja,ja,ja! Es que había que estrenar la encimera y el horno que me he comprado para mi nueva casa.

JOAKO dijo...

Efectivamente paco, lee el lema de mi blog...