Spanische Produktion

21 de Octubre.- La emigración es como el alcohol: saca el verdadero carácter de las personas. Cuando yo llegué aquí, no hice, y he tenido ocasión de arrepentirme, ningún curso de alemán. No me tiré en plancha tampoco a la noche vienesa –piscina en la que, de todas formas, no creo que haya profundidad suficiente como para tirarse en plancha-.
Yo, busqué lo que más echaba de menos: libros.
Tuve la suerte de que la sede del Instituto Cervantes –cuya creación se cuenta entre la lista de aciertos reales de los gobiernos de Aznar- se encuentra en un lugar céntrico: en la Schwarzenbergplazt.
Este organismo oficial, que sirve para extender el uso y disfrute del español en esta tierra de habla extraña, se enorgullece una biblioteca bien surtida, de la que no tardé en hacerme socio.
La biblioteca del Cervantes no sólo cuenta con libros –yo hice una modesta aportación donando un librillo del que soy autor-; en sus fondos también se pueden encontrar películas y discos.
Después de hacerme socio, una de las primeras películas que pedí prestada fue “La niña de tus ojos” de Fernando Trueba. Ya la había visto, pero las nuevas circunstancias de mi vida hicieron que cobrara un nuevo sentido para mí.
Aquella troupe de cómicos españoles en mitad de un idioma que no podían entender, se convirtió para mí en un referente a medias divertido y a medias sentimental. Tanto, que fui capaz de olvidarme de los tradicionales tics de Antonio Resines y mi exvecina, Penélope Cruz –compartimos lugar de nacimiento- se convirtió en mi actriz favorita desde entonces. Penélope –a la que mi abuela, sin malicia, llama Pene López- transparenta en La Niña de tus Ojos una verdad que hace que su actuación te llegue al corazón. No ha vuelto a estar así hasta Volver, de Pedro Almodóvar.
Me apresuré inmediatamente a compartir mi descubrimiento con los aborígenes, como una manera de explicarles cómo me sentía entre ellos. Tengo que decir que para mis conocidos austriacos también fue una experiencia, porque nunca se hubieran imaginado que una película como aquella pudiera hacerse en España. Para muchos, fue una sorpresa conocer la anécdota verídica en que se basa la cinta: la peripecia de equipo formado por Rafael Rivelles –padre de Amparo-, Imperio Argentina –la estrella española más exitosa de la época de la preguerra civil, junto con Estrellita Castro- y Florián Rey, director español cuya obra estuvo muy influenciada por la relación que mantuvo con Imperio, a la que modeló al estilo de las estrellas americanas.
En los estudios UFA de Babelsberg, en Berlín, rodaron dos de las tres películas que tenían contratadas: “Carmen la de Triana” –que se llamó en alemán Andalusische Nächte y en la que Imperio Argentina cantaba “Los Piconeros” en la lengua de Goethe, película que, salvo la banda sonora, desapareció en el tumulto de la Segunda Guerra Mundial- y “La canción de Aixa”.
La tercera película se quedó sin rodar porque Rey, en un ataque de celos, amenazó a Argentina con un cenicero de mármol; esto, y la noche de los cristales rotos, hizo que la actriz hispano-argentina pusiera pies en polvorosa y se dirigiera a Francia.
Tardé mucho en comprarme mi propio ejemplar de “La niña de tus ojos” –por cierto, me costó un güevo de la cara en la FNAC- y, de vez en cuando, repaso la película que me trae el sabor de aquellos primeros tiempos en Austria, cuando el aislamiento idiomático hizo nacer en mí una idea tierna y sentimental de España que aún hoy, aflora algunas veces.

6 comentarios:

amelche dijo...

No sabía que te gustará tanto la España cañí: ayer Falete, hoy Imperio Argentina y La niña de mis ojos... Mañana capaz que nos cuentas una corrida de toros de José Tomás... :-D Lo de Imperio Argentina cantando en alemán sería digno de verse, lástima que se perdiera la peli en la noche de los tiempos de la segunda guerra mundial.

JOAKO dijo...

¡Castañeten!
Impagable, me encanta trueba Padre, "opera prima" me sigue enterneciendo.
Supongo que lo cañí toma un nuevo significado en la distancia.

Anónimo dijo...

La biblioteca de la Cervantes es desde luego una mina. Incluso para el doctorado que preparo he encontrado allí interesantes obras.

Paco Bernal dijo...

Hola:
Gracias por vuestros comentarios.
A Amelche: Imperio Argentina no tenía mal acento. Yo tengo la grabación en casa y, considerando que no sabía nada de alemán, hasta lo hace bien. En cuanto a la copla, me encanta desde que era pequeño. Te puede parecer un disparate pero, la primera canción que yo me aprendí conscientemente, por deseo propio, fue "Falsa monea" que Imperio Argentina cantaba en Morena Clara. Debía yo de tener cinco o seis años. La copla me llegó sin ningún tipo de connotación política (así es hoy aún). Me encanta con su lorquismo de plastilina; y las hay que son canciones redondísimas. Ojos Verdes, La Lirio, Tatuaje (qué pedazo de letra)...Me han acompañado siempre, en España y ahora que estoy aquí. Y, de todas maneras, no son tan diferentes de las canciones americanas que son también nuestro patrimonio común. Las canciones de Frank Sinatra, por ejemplo, tienen también el mismo mensaje conservador.
Otra anécdota: cuando yo trabajaba en la tele, tuve ocasión de ver en persona a mucha gente: a Van Damm, a Ricky Martin, a la Jurado...Pues bien: a la única persona que quise ver fue a Imperio Argentina. Era ya muy mayor y ahora me arrepiento de no haberle dicho nada por timidez. Era una mujer de una biografía extraordinaria para su época. Hizo películas en París, cantó a dúo con Carlos Gardel, sobrevivió a la Alemania nazi. Una mujer cultivadísima y muy inteligente. En fin...
Lo de José Tomás no, gracias jajaja. Los toros no me gustan.
A Joako: las castañeten jajaja. Trueba padre es un gran director, que, igual que Amenábar tiene el mérito de ser más ambicioso en cada nueva película. Lo cañí, como tú dices y ya he explicado, es parte de mi infancia, y parte de nuestra cultura. Es un patrimonio del que tenemos que estar tan orgullosos como de la Catedral de Burgos. Es nuestra cultura popular. Yo para eso estoy con Vázquez-Montalbán (q.e.p.d.).
A Pyro:yo hace demasiado que no me paso por la biblioteca. Pero es fenomenal porque encuentras más o menos de todo. Suerte con ese doctorado.
Un abrazo a todos,
P.

Anónimo dijo...
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amelche dijo...

Me recuerdas a un compañero mío de facultad, al que también le gustaba mucho la copla.

Al menos, le pedirías un autógrafo a Imperio Argentina, ¿no?

¿Sabes la música que me gustaba escuchar cuando estaba en Irlanda? Paquito el chocolatero. Me parece una música con mucho ritmo, con alegría, que da ganas de vivir. Ideal para los días fríos y grises de Irlanda (o de Viena). Es imposible escuchar esa música y que no te entren ganas de hacer cosas, de salir a la calle, de bailar, de vivir en definitiva. Y para mí tiene la connotación de los desfiles de Moros y cristianos de mi tierra.

http://es.youtube.com/watch?v=ZpuxcnTg3XA