La actriz india Aishwarya Rai proclamada hace poco la mujer más bella del mundo
Bella entre las bellas

4 de Febrero.- Querida Ainara: según una encuesta, los chicos jóvenes son más felices que sus contemporáneas porque se sienten más guapos. Siglos de machismo convirtieron a las mujeres en seres cuya obligación principal era gustar a los hombres. Y hay que decir que, como ningún orden se mantiene solo, las mujeres fueron, a lo largo de los siglos, cómplices de ese machismo. A lo largo de los siglos la moda ha llevado a las chicas a estar orondas y rubicundas como ninfas rubensianas, o delgadas como palos. Las ha llevado a rellenarse por donde faltaba o a embutirse por donde sobraba. A sufrir, vaya. Durante las últimas décadas parece que la cosa ha ido cambiando (a peor) porque también los chicos, llevados por la inseguridad que ha traido la muerte del modelo tradicional de masculinidad, nos hemos subido al carro de esa cosa que nos dice una temporada cómo habrá que estar a la siguiente.
Mi relación con la belleza, ajena especialmente, ha sido, como todo en mí, un poco peculiar. Fui un niño con la belleza que da la salud, un adolescente tirando a feo (lo de “tirando” es hacerme un favor) y soy un adulto que, en España, pasaba desapercibido pero que en Austria ha cosechado discretos éxitos (precisamente por aquellas cosas que, en España, me hacían pasar desapercibido).
Al carecer de belleza propia me interesaban mucho, como es lógico, aquellos seres que la tenían. Durante muchos años observé intentando encontrar una pauta y averigüé que no hay ninguna más que esta: la gente que, por consenso de los otros, es hermosa es principalmente porque se comporta como si lo fuera. Tambien te diré que la gente guapa no tiene por qué ser bella. La belleza es un etado interior que se acaba manifestando siempre hacia fuera. Los rasgos bonitos, muchas veces, no tienen nada que ver con ella. Como la ropa cara a veces se da de tortas con la elegancia.
La belleza es una manera de moverse, una cierta mirada que despierta el gusanillo del interés. Pero definitivamente sale de dentro.
Mis compañeros más guapos de instituto, atletas que parecían abocados a la eterna heroicidad de los dioses, son hoy en su mayoría padres fondones, o miradas globulosas empapadas de alcohol.
Las reinas del baile también se han marchitado, porque lo que la adolescencia te da, también te lo quita si no te preocupas en cuidarlo. Por supuesto los interesados, en la mayoría de los casos, ni siquiera se han enterado de que el ángel ya no está con ellos, y sólo ven en el espejo la imagen de lo que fueron. Todo lo cual es un fenómeno que sigue llenándome de perplejidad.
Por eso, Ainara, si además de ser guapa como eres, deseas ser hermosa, procura, primero, llegar a ese estado del alma que consiste en no querer más que lo que la naturaleza te ha dado. Y luego, esfuérzate no sólo porque tus movimientos sean gráciles y armoniosos, sino también en ser ingeniosa, ocurrente, observadora. Habla siempre la mitad del tiempo que dediques a escuchar, trabaja tu serenidad y no olvides que la sonrisa es un antídoto cierto contra la caida de las carnes; cuida tus lecturas para que tu conversación se aleje de las cuatro vulgaridades con las que la gente suele aburrir a sus semejantes, sé cariñosa, ponte siempre en el lugar de los otros, y dale a tu mirada sobre el mundo esa picardía sana que hace que no sea necesario decir lo que yo oí una vez sobre una hermosa mujer: “hay que ver qué guapa es, pero si, además, fuera interesante, sería irresistible”.
Quizá el secreto, Ainara, es que la gente bella, en realidad, lo único que hace es quererse. Así que quiérete, como los demás ya te queremos.
Besos de tu tío.

5 comentarios:

amelche dijo...

Me gustó especialmente este consejo: "Habla siempre la mitad del tiempo que dediques a escuchar." Una gran verdad.

Voy a ver a tu madre, que hace tiempo que no la visito. :-)

cleira dijo...

La belleza, para mí, es un tema mucho más de actitud ante la vida y las cosas que un reflejo exterior. Estoy cansada de ver por aquí, buenos cuerpos y caras bastate agradables, con poquisima clase y nada de gracia, que en el conjunto no dicen nada.
Creo que e ahí viene tu éxito en Viena, simpatia,quizás gracia, saber estar etc... Por estos lares los espanoles/as con cierta gracia y desparpajo arrasamooooooos. Qué piensas tú?

Anónimo dijo...

Me ha encantado tu carta. Es como para imprimirla y repartirla por ahí. Yo te añado otra cosa. No perder nunca la curiosidad (no la del cotilleo, ¿eh?)
Saludos

JOAKO dijo...

Yo añadiria un consejo más a estos tan acertados, se alegre, porque cuando todo lo demás falla la alegria consigue redimirlo, una persona alegre siempre es bienvenida, siempre es agradable, siempre es echada en falta, y la alegria en una persona alegre no tiene más fecha de caducidad que la que la propia persona o su vida le ponga.

cleira dijo...

Importante la alegria, si senor, ir contando penas es aburrir a la concurrencia.