Yo: el peor de todos
28 de Marzo.- Parece ser que el Doktor Zilk, después de todo, no espió a nadie y que se pagó el hotel céntrico de Praga con sus propios schillings. Sin embargo esta historia me ha demostrado que yo, como Sor Juana Inés de la Cruz, podría firmar estos posts con el “yo: el peor de todos” que encabeza estas líneas. Porque, queridas lectrices y queridos lectores que me honráis con vuestros clicks, el haber vivido tantos años en la reserva espiritual de la telebasura (España) me ha dejado los nervios resecos, la compasión revenida y el sarcasmo a flor de piel.
El otro día comentaba yo como cosa graciosa los operísticos extremos que ha alcanzado el dolor de la viuda de Zilk (frau Dagmar Koller); extremos que han incluido el dejarse fotografiar cual dolorosa al pie de un crucifijo o una desmelenada interviú en News (la avanzadilla aborigen del periodismo apestoso). En estas andaba yo, cuando mi alumno S., muchísimo mejor persona que yo, tuvo la bondad de recordarme que, a pesar de su jacarandoso aspecto, Dagmar Koller es una señora de setenta y tantos años que ha perdido a su marido aún no hace seis meses (de refilón me recordaba también que, en Austria, estos ataques Ad Hominem no son normales y que las personas aquí –aún- no son despedazadas impunemente por la industria de la comunicación como sucede en España).
Ayer tuve ocasión de volver a arrepentirme de mis pecados (la vía más segura, como todo el mundo sabe, para alcanzar la redención).
En el talkshow que anima las noches de los ciudadanos de Colonia, estaban sentados Frau Koller y Daniel Brühl, el chico de Goodbye Lenin, del que hablaré también más tarde.
La señora Koller iba vestida de negro riguroso y sólo llevaba al cuello una crucecita de oro y, en las orejas, dos diminutos pendientes. Estaba visiblemente golpeada por los últimos acontecimientos de su vida y, a duras penas, participaba en la conversación más que para contar anécdotas de su vida con su difunto esposo. Me dió mucha lástima. La viudez, cuando quieres a la persona con la que estás, debe de ser durísima (y más a esa edad).
Dagmar Koller para mí es Austria. La primera canción austriaca que escuché la cantaba ella y eso hace que me una a ella el mismo cariño que me unió, en su momento, a Lola Flores. Si Lola es España, Austria es sin duda Dagmar Koller.
El otro día comentaba yo como cosa graciosa los operísticos extremos que ha alcanzado el dolor de la viuda de Zilk (frau Dagmar Koller); extremos que han incluido el dejarse fotografiar cual dolorosa al pie de un crucifijo o una desmelenada interviú en News (la avanzadilla aborigen del periodismo apestoso). En estas andaba yo, cuando mi alumno S., muchísimo mejor persona que yo, tuvo la bondad de recordarme que, a pesar de su jacarandoso aspecto, Dagmar Koller es una señora de setenta y tantos años que ha perdido a su marido aún no hace seis meses (de refilón me recordaba también que, en Austria, estos ataques Ad Hominem no son normales y que las personas aquí –aún- no son despedazadas impunemente por la industria de la comunicación como sucede en España).
Ayer tuve ocasión de volver a arrepentirme de mis pecados (la vía más segura, como todo el mundo sabe, para alcanzar la redención).
En el talkshow que anima las noches de los ciudadanos de Colonia, estaban sentados Frau Koller y Daniel Brühl, el chico de Goodbye Lenin, del que hablaré también más tarde.
La señora Koller iba vestida de negro riguroso y sólo llevaba al cuello una crucecita de oro y, en las orejas, dos diminutos pendientes. Estaba visiblemente golpeada por los últimos acontecimientos de su vida y, a duras penas, participaba en la conversación más que para contar anécdotas de su vida con su difunto esposo. Me dió mucha lástima. La viudez, cuando quieres a la persona con la que estás, debe de ser durísima (y más a esa edad).
Dagmar Koller para mí es Austria. La primera canción austriaca que escuché la cantaba ella y eso hace que me una a ella el mismo cariño que me unió, en su momento, a Lola Flores. Si Lola es España, Austria es sin duda Dagmar Koller.
Como digo, en la tertulia estaba Daniel Brühl, una persona que, fuera de su papel en Goodbye Lenin, la verdad es que me cae regular. Sin embargo, ayer me enteré de dos cosas interesantes: a) es de Colonia (lo sé: un punto en contra: una persona que es capaz de soportar esos carnavales no merece confianza) y b) es de madre española y habla perfectamente español (mamá era de Barcelona).
Mi Dagmar Koller se declaró absoluamente begeistert por la belleza de Daniel Brühl (que le recordaba, dijo, a la de Alain Delon: Dagmar, hija, gradúate las gafas otra vez) y le ofreció interpretar a dúo “Parole, Parole”. La indocumentada presentadora declaró desconocer dicha canción:
Mi Dagmar Koller se declaró absoluamente begeistert por la belleza de Daniel Brühl (que le recordaba, dijo, a la de Alain Delon: Dagmar, hija, gradúate las gafas otra vez) y le ofreció interpretar a dúo “Parole, Parole”. La indocumentada presentadora declaró desconocer dicha canción:
-Volare, volare, ya me suena más –soltó la muy lerda.
Dagmar Koller no dijo ni mú pero recordó sin embargo sus estancias en Corfú en compañía de Zilk. Mientras ella y su santo bajaban a cenar hechos un pincel, Delon se presentaba en los restaurantes de trapillo y con las pantuflas del hotel.
La presentadora volvió a cag...Digo, a intervenir:
-¡Ay estos vieneses! –dijo con sarcasmo, como afeándole a la vieja dama su insistencia en permanecer fiel a ciertos ritos civiles.
Quizá la presentadora sí que debería terminar sus programas despidiéndose como “La Peor de Todas”.
7 comentarios:
Total, de "parole" a "volare", ¿qué más da? Las dos acaban en e y son palabras italianas. :-) No sabía que ese actor fuera de madre española. A ver cuándo viene p'acá y hace una peli con la Penélope de tus amores y Almodóvar.
Argentina, la madre creo que es argentina...
Hola!
Gracias por vuestros comentarios.
A Amelche: dijo en la entrevista que va a rodar en Suiza una película española que pasa en el futuro (en el año 2046). De lo de la cosa de las canciones...En fin...Pa qué :-)
A Joako: dijo que era española, pero quizá lo dijo porque no estaba demasiado seguro de que la presentadora supiera dónde estaba Buenos Aires...
Saludetes
Lo que me gusta de la tele alemana es que hay un poco de todo. Te puedes encontrar desde realitys terribles a canales súper correctos, cosa que creo que falta en España.
Por ejemplo, hace poco vi un reportaje sobre unos góticos que viven en Leipzig, y me llamó la atención el respeto con el que los entrevistaban, porque cuando vivía en España casualmente vi un programa sobre el mismo tema y sólo mostraban detalles chungos, o se opinaba sobre su forma de vida sin nigún fundamento.
No sé, la verdad es que se agradece que no se despedace a la gente en la tele, ¿no?
Hola K! Es verdad lo que dices. Es alucinante el respeto y la corrección con que tratan aquí a todo el mundo. Mola mucho un país en el que, como tú dices, no despedazan a la gente.
Saludetes :-)
Pues el chaval es de madre catalana y padre alemán, además de haber nacido en una localidad barcelonesa. El español lo habla perfecto, y prueba de ello son las almenos 3 películas que ya ha hecho en España, siendo una de ellas "Salvador".
HOla pyro: gracias por la información. No le he visto en ninguna peli española a Daniel Brühl, pero será cosa de intentarlo...Un saludo
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