El Sr. Klaus Strauss-Kahn, presidente del FMI, en el momento de decir que, al principio, duele un poquito, pero que luego, hasta le coges el gustillo y todo (foto: www.kurier.at/APA)
Esta casa es una pleite
17 de Abril.- Uno de los economistas estrella que ha parido la crisis (hay tantos como arquitectos salieron de debajo de las piedras tras el 11-S) ha dejado caer en su blog que Austria es el país que, en la actualidad, tiene más riesgo de caer en la bancarrota en la que yacen ya Irlanda e Islandia.
El ministro de Finanzas austriaco, Herr Joseph Pröll se ha apresurado a desmentirlo, sacando pecho por los endeudados bancos transalpinos, lo cual, en mi opinión, no ha hecho sino dar más cuerpo al rumor.
Asimismo, han hecho protestas de la solidez de nuestros bancos el primer ministro de Luxemburgo y el presidente del FMI (in the picture), quien ha descrito la situación de las finanzas austriacas como “fairly good” (bastante buena). Al oir esto ha sido cuando a un servidor le han temblado las canillas. Vista la trayectoria de este organismo, si su presidente dice que un país va “fairly good” es que algo huele a podrido en el reino de Dinamarca.
(Abro un paréntesis: en el telediario austriaco han puesto, primero, las declaraciones del presidente de Luxemburgo en rueda de prensa junto a un sonriente canciller austriaco; después, las palabras de apoyo –toquemos madera- del presidente del FMI; pero luego, tomen ejemplo los telediarios de España, han vuelto a los locutores que han citado el dictamen de una famosa agencia de rating que dice que los bancos austriacos pueden estar, dentro de poco, en muy serias dificultades: he aquí un ejemplo de imparcialidad informativa).
Sigo:
Este rifirrafe entre jerifaltes que, después de todo, no tienen ni repajolera idea del riesgo que corre la economía austriaca (siempre se puede encontrar un economista que diga lo contrario de otro economista, porque doctores tiene la Iglesia para todo) me ha recordado a una señora austriaca por la que me dejaría hacer cachitos.
Esta anciana, que no se sabe si es más lista que intuitiva, a principios de 2008, cuando la crisis parecía aún un cuento de agoreros, les dijo a sus hijos que se apresurasen a gastarse sus ahorros en cosas porque, en poco tiempo, el dinero iba a empezar a valer menos. Al trueque no hemos llegado todavía (ni llegaremos, como no se ponga la cosa muy mal) pero creo que la señora va a tener razón y que, a partir de ahora, vienen curvas.
El ministro de Finanzas austriaco, Herr Joseph Pröll se ha apresurado a desmentirlo, sacando pecho por los endeudados bancos transalpinos, lo cual, en mi opinión, no ha hecho sino dar más cuerpo al rumor.
Asimismo, han hecho protestas de la solidez de nuestros bancos el primer ministro de Luxemburgo y el presidente del FMI (in the picture), quien ha descrito la situación de las finanzas austriacas como “fairly good” (bastante buena). Al oir esto ha sido cuando a un servidor le han temblado las canillas. Vista la trayectoria de este organismo, si su presidente dice que un país va “fairly good” es que algo huele a podrido en el reino de Dinamarca.
(Abro un paréntesis: en el telediario austriaco han puesto, primero, las declaraciones del presidente de Luxemburgo en rueda de prensa junto a un sonriente canciller austriaco; después, las palabras de apoyo –toquemos madera- del presidente del FMI; pero luego, tomen ejemplo los telediarios de España, han vuelto a los locutores que han citado el dictamen de una famosa agencia de rating que dice que los bancos austriacos pueden estar, dentro de poco, en muy serias dificultades: he aquí un ejemplo de imparcialidad informativa).
Sigo:
Este rifirrafe entre jerifaltes que, después de todo, no tienen ni repajolera idea del riesgo que corre la economía austriaca (siempre se puede encontrar un economista que diga lo contrario de otro economista, porque doctores tiene la Iglesia para todo) me ha recordado a una señora austriaca por la que me dejaría hacer cachitos.
Esta anciana, que no se sabe si es más lista que intuitiva, a principios de 2008, cuando la crisis parecía aún un cuento de agoreros, les dijo a sus hijos que se apresurasen a gastarse sus ahorros en cosas porque, en poco tiempo, el dinero iba a empezar a valer menos. Al trueque no hemos llegado todavía (ni llegaremos, como no se ponga la cosa muy mal) pero creo que la señora va a tener razón y que, a partir de ahora, vienen curvas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario