Reponedores del mundo, uníos (pero menos)

9 de Junio.- En todos los países europeos –Austria no es menos- hay muchas barbas que están empezando a ponerse en remojo por lo que pudiera pasar.
Particularmente, por si les ocurre lo mismo que al primer ministro inglés, Mr. Gordon Brown, al que, más que crecerle los enanos, le está sucediendo un proceso peligrosamente emparentado con el empequeñecimiento ¡Ay, ese país, el Reino Unido, en el que todos los grandes escritores jugaron con los tamaños! Porque en esta vida, ya se sabe: todo es relativo y no es tan importante el tamaño de las cosas como el uso que se haga de ellas.
Alicia
se tomaba aquella botellita que ponía “bébeme” y se convertía en una niña en miniatura –luego se arreglaba cuando comía aquella galleta que ponía “cómeme”, que la devolvía a su tamaño normal-; y el viejo reverendo Swift llevaba a Gulliver al país de los liliputienses, en donde el marinero se sentía grande y poderoso conviviendo con la pequeñez.
En fin. Volviendo al asunto que nos ocupa:
En Austria, tras la fiesta electoral europea, la socialdemocracia posa cabizbaja–particularmente porque se anuncian las elecciones a la alcaldía vienesa, y no está el horno para muchos bollos- y el Herr Pröll, cabeza de lista de la mesnada conservadora, ya no se corta en decir, sacando pecho, que quiere estabilidad en el gobierno –hace falta que la haya- pero que, al mismo tiempo, quiere llegar a Canciller de Todas las Austrias.
Andan callados en las otras filas, se conoce que lamiéndose las heridas. Strache no ha conseguido los votos soñados. Ese diecinueve por ciento que le daban los sondeos y que le hubiera facturado de cabeza al olimpo de los diesel; y los pobres verdes...Bueno, en fin, que no están las cosas para el amor y la ecología en estos tiempos de cólera.
Estas elecciones europeas han llevado al parlamento casi una sexta parte de euodiputados rebeldes que reflejan de manera escalofriante la agonía de cierta idea de izquierda. La misma divina e intocable que ya no es capaz de convencer a una clase trabajadora que hace huelgas para que le quiten de al lado a todo bicho viviente de una raza no homologada.
La clase trabajadora europea, la de los reponedores y reponedoras, la de los telepizzeros y telepizzeras, la de los estibadores de IKEA con contratos a quinientos euros al mes, se está pasando en masa a una ultraderecha que no vende más utopías que la de cada uno en su casa y Dios y la porra de goma en la de todos.
Y si hay que declarar delito la inmigración se declara, y si hay que hacer leyes de los aborígenes first, pues se hacen.
Por suerte, al igual que ocurre en España con los partidos fundamentalistas procedentes del Régimen de Franco (restos de aquel único Movimiento que no se demostraba andando) los enfurecidos partidarios de romper la baraja cuando la partida no ha hecho más que empezar andan bastante desunidos. Unos, contra la morisma islamista; otros, a favor del pirateo informático a calzón quitado; los hay que odian Europa mientras Europa no sea suya (tomorrow belongs to me) y, por haber, hasta los hay que han declarado presidente honorario a Cristo Rey –es que en Polonia las criaturas andan muy mal de las cabezas-.
En la España de mis amores, que es toda ella un poema de Quevedo hecho de rotondas desiertas y pisos de ventanas ciegas, la derecha aburrida y una izquierda que se pierde en las únicas libertades que no cuestan dinero, son como dos buitres disputándose la carroña de una cebra muerta. Como con esas parejas amojamadas por los años y la rutina, da miedo pensar en la aparición de un tercero de lengua afilada y sonrisa profident. Cada día que pasa, a cada comentario racista que se lee en los periódicos en línea, a cada manifestación pidiendo lo que nadie pensaba en época de vacas gordas, España se va acercando más y más a lo que nuestros ojos no quisieran ver.
Por desgracia, la memoria de la gente es igual de frágil que su intención de voto.
Lo malo es que, frente al futuro, no vale de nada la abstención.
NOTA: Ainara y sus padres están en Viena visitándome. Durante los próximos tres días este blog estará en servicios mínimos. Habrá post todos los días, eso sí. Pero contestaré los comentarios a partir del sábado. Gracias a mis lectores por su paciencia.

4 comentarios:

vuelalto dijo...

"Una de las dos Españas ha de helarte el corazón"

Parece mentira que los ciudadanos españoles tengan que seguir decidiendo entre los dos únicos partidos mayoritarios, entre blanco o negro, entre el quitate tú que me ponga yo (pa llenarme los bolsillos).

Aún así creo en el cambio y el progreso, siempre he votado y votaré por que creo que está en nuestras manos que las cosas sean diferentes. Por otras alternativas que amplien y complementen el horizonte político.

JOAKO dijo...

En "Los viajes de Gulliver" Swift también incluía uno en el que el bueno de Gulliver terminaba en el pais del "mundo al reves", en el cual erán los hombres los que tiraban de los carros y los caballos les manejaban desde el pescante, es uno de los viajes mas raros, desoladores y desconocidos de la novela, un puro disparate, pero leyendo despacio y entre lineas se pueden concluir varias cosas, que los hombres no son el centro, que lo aberrante existe, que el extranjero es un extraño, que lo antitetico es posible, porqué es posible pensar en ello, hasta fácil pensar en ello...
Un habitante del norte de inglaterra, de tropecienta generación de obrero inglés, encerrado en su gueto de humeda y sucia casa, que lee poco o nada, de tradición laborista, que se ve engañado por los suyos, que en una "real politic" rampante les ha dejado esquilmados y desencantados, con rabia...hacia donde miran..."National Brithis Party", y porqué no, son claros en sus mensajes, no son contradictorios, todavía no han decepcionado a nadie, y lo que es mas importante en política, les han convencido de que con ellos van a tener el valor que les ha negado su tradición y su país, al que tienen derecho, es decir los hombres tirando de los carros repletos de "burros", pero no nos engañemos, al final para estos "pocos" el laborismo fue algo muy parecido...
En España nos protege una memoria que aún tardará en hacer que la ultraderecha suba, pero prueba a ir a un Botellón de Parla, o similar y preguntar a los adolescentes mas rabiosos, no creo que te guste lo que te responderán...

Paco Bernal dijo...

Hola a los dos!
Gracias por vuestros comentarios:
A Vuelalto: los españoles no tienen por qué decidirse entre dos alternativas solamente. Hay muchos más partidos. Por ejemplo, yo no he votado esta vez a ninguno de los dos grandes. Estoy de acuerdo contigo en que un modelo con más opciones, como el austriaco, no sólo sería deseable, sino sanísimo desde el punto de vista democrático. Esperemos que progresemos hacia eso, pero me parece que, tal como está todo, está un poco difícil. Pero estoy de acuerdo contigo: hay que seguir votando para que el sistema no muera.
A Joako: estoy de acuerdo en que una cierta memoria nos protege pero si el sistema sigue degradándose al ritmo en que lo está haciendo, pronto las advertencias de la memoria dejarán de ser infructuosas. Aquí, los partidos de la ultraderecha tienen exactamente el mismo perfil: cuatro mensajes repetidos machaconamente, de manera muy simple (y lo que es peor, muy simplista) y a tirar millas. En fin. Mejor no pensarlo.

Paco Bernal dijo...

Quería decir que "las advertencias de la memoria serán infructuosas"; eso pasa por la velocidad.