El director de la Ópera de Viena, Herr Ioan Holender en una rueda de prensa reciente. Algo hace pensar en sus últimas declaraciones que no era el dedo índice precisamente el que le apetecía levantar (foto: www.wienweb.at)
Dudas de perro antiguo
25 de Enero.- Todos los años, por estas fechas, empieza la campaña para publicitar el baile de la ópera. Se trata de buscar algún escándalo con morbo que anime un poco la algo raída costumbre de ver bailar el vals a esas filas de niñas que aún quieren ser princesas.



La cosa viene a ser como en los combates de Wrestling: esas peleas en las que tipos en calzoncillos de colores fluorescentes se dan golpes que parecen titánicos y que luego no son para tanto.


El año pasado, como recordarán mis lectores, la cosa fue que Dominic Heinzl fue y se puso que Alfons Haider cobraba un pastón por presentar el evento (aquí se llama a eso “moderar” como si el presentador tuviera que mediar en una discusión entre cocodrilos sedientos de hemoglobina).


Mi Alfons Haider no dijo está mund es mía y, como viene haciendo durante los últimos catorce años, se puso el traje de faena (el chaqué reglamentario), empuñó el micro, entrevistó a la invitada de Lugner -¿Una mujer desesperada?-, al presidente de la República (acompañado de su charmante Gattin), se echó un baile con la encantadora Barbara Rett(qué me gusta a mí cómo modera esa mujer) y luego se fue a su casa en el distrito siete con varias decenas de miles de Euros en el bolsillo.


Pues bien: este año, Dominic Heinzl no puede protestar porque está en la ORF aunque, en un país tan amante de las jerarquías como es este, tendrá que conformarse con ser el lugarteniente de Haider.


Para caldear el ambiente, nos hubiera quedado la organizadora, esa mujer cuyos apellidos soy incapaz de recordar porque son un amasijo informe de consonantes (de rancio abolengo, eso sí). Pero, la verdad, una vez superado el estrés del primer año, la buena señora parece que ha aprendido a nadar y guardar el bañador de Chanel, por lo cual no se puede esperar de ella ninguna declaración más alta que otra.


Así pues, los caldeadores de ambiente de guardia de esta edición del Baile de la Ópera han sido Alfons Haider y Ioan Holender, el director del augusto coliseo del Ring que, a su edad provecta, setenta y cuatro castañas, puede decir casi lo que sea sin que llegue la sangre al río (los que estén de acuerdo con él, le vitorearán como al toreador de Bizet y los que no, pensarán que está chocheando como viejo de una ópera italiana).


Así pues, pónganse a cubierto mis lectores que empieza el tiroteo:


Alfons Haider en Wilkommen Österreich, sobre poco más o menos: “Qué alegría que por fin se retira el viejo profesor rumano de tenis” (por Holender que emigró de Rumanía en los años cincuenta: unos años antes que Valerio Lazarov ¡Qué grandes nombres ha dado la intelectualidad rumana al entretretenimiento internacional!).


Holender en el semanario de aparición dominical Profil: “No puedo con Haider; a mí me gustaría que el baile de la Ópera lo retransmitiese alguien de la calidad de Armin Wolf” (una especie de Iñaki Gabilondo local) y ya metidos en harina “La ORF hace una transmisión aburrida del baile”, “No cambian los emplazamientos de cámara desde hace quince años”.


Lo malo de todo esto es que, salvo la evidencia de que los que lo organizan están más vivos de lo que podrían hacer pensar las poses estereotipadas que exhiben ante los fotógrafos, a la gente normal el baile de la ópera le importa bastante poco una vez se desvela quién será la starlet que traerá Lugner. Bueno, salvo a la pandilla de activistas algo trasnochados que hoy como ayer y como siempre, intentarán atascar la Ringstrasse y reventar el acto haciéndose polvo las cuerdas vocales a base de gritar que otro mundo es posible.


Uno, que ya es perro viejo (bueno, maduro) tiene sus dudas.

2 comentarios:

JOAKO dijo...

¡20 post durante mis examenes! eres el fenix de los ingenios blogeros.
Al fian no me he enterado de si estos bailes son algo trasnochado o "cool" y si la pasta que mueven es comparable a la que se embolsan por quí por ciertos espectaculos del corazón no tan rastreros como lo relacionado con Ambiciones.

Paco Bernal dijo...

Hola!

A ver, a un post al día, antes de que te des cuenta te pones en un pico jajaja.

En cuanto a tu pregunta, mi opinión es que el baile se hace más para los de fuera de Austria, como tarjeta de visita, que para los de dentro. Pero es mi opinión. En cuanto a Ambiciones...Aquí se juega en otra liga. La Esteban esta a lustros luz del momento chaqué y reina por un día.

Saludetes y mucha suerte con las notas