Glamour en la soleada Baviera


Afectuosamente para M. y T., looking forward to que se repita
21 de Marzo.- Ella es una mujer que sabe que, en la cocina, los ingredientes de la mejor calidad, la técnica depurada y el amor solos no bastan (aunque ella le pone mucho de las tres cosas a sus guisos, y así le quedan: de rechupete).


Ella está al cabo de la calle de que, para que los platos queden bien, hacen falta buenas herramientas. Sabe que para hacer una buena chapata se necesita una espátula para amasar. Un instrumento aparentemente humilde, pero que da ese toque único a lo que, tras pasar por el calor del horno, se convierte en un manjar crujiente por fuera y esponjoso por dentro. Ideal, por ejemplo, para mojar en la sabrosa yema de unos buenos huevos fritos.


Pero ella, hasta ayer, tenía un problema. En Castillo de la Sal, municipio en el que reside habitualmente junto con su santo, las tiendas no están todo lo bien abastecidas que podría suponerse. Cuando ella entraba en los comercios de la ciudad y pedía esta herramienta, los comerciantes se encogían de hombros y la remitían a otros lugares de la geografía austriaca o piefke. Pero ella no se amilanaba y por eso, nuestra heroína ha aprovechado su viaje Munich para regalarse –y muy requetebién que ha hecho- una espátula perfecta, de caucho, al asombroso precio de siete euros con noventa y cinco céntimos.


La ha comprado en un aseado establecimiento muniqués que se llama Manufactum en donde pueden encontrarse todo tipo de utensilios para cocinar con fundamento. Y no sólo para cocinar, sino también curiosos y utilísimos instrumentos de jardín, preciosos juguetes fabricados de manera artesanal, ricos dulces que se deshacen en la boca y otras delicias para el paladar, para el ocio y para el trabajo (que no para el bolsillo, ciertamente, porque la tienda no es que sea un IKEA; pero en Baviera son de la opinión de que quien quiere calidad tiene que rascarse el bolsillo).


Lo que no podía sospechar la protagonista de nuestra historia es que la adquisición que culminaba un antiguo anhelo iba a estar marcada por otro incidente curioso. Mientras el santo de nuestra amiga y Paco, el amigo de los dos, esperaban a que ella abonase su compra, se puso detrás de la protagonista de nuestro cuento en la cola de la caja un famoso austriaco, concretamente nacido en Waldhausen im Strudengau, Oberösterreich. Se trataba del cabaretista y actor Joseph Hader que, sin conseguirlo, trataba de pasar desapercibido como hacen todos los famosos cuando se encuentran entre el público que los admira. Y fue en este momento en que Paco, largo y activo (o sea, ni corto ni perezoso) sacó el camarón, enfocó e hizo dos fotos de nuestra amiga con Joseph Hader (que tiene cara en ambas de estar acordándose de los ancestros más antiguos de Paco). La primera foto quedó un poco asín, pero la segunda, la ofrezco mis lectores.


Que sea el testimonio de que, en este blog, somos fans de Hader pero sobre todo, somos fans de los dos residentes más salaos de la localidad de Castillo de la Sal. En Viena se os quiere mucho, chicos. Wir freun uns schon auf Mai. Cuidaros mucho.

La feliz propietaria de la espátula con el actor Joseph Hader

PS: Otras fotos de Munich, como siempre, en flickr

4 comentarios:

The Intercultural Kitchen dijo...

¡Qué pasada!
Yo miraba la foto y pensaba "cómo me suenan esos dos", jajaja.
Uhhmmm... ¿veremos pronto los manjares que con esa espátula en Castillo de la Sal prepararán?
Bueno, eso creo que me voy a preguntarlo a otra parte ¿no? Un abrazo.

Marona dijo...

Hombre, salaos, salaos va a ser que no :D:D:D pero se agradece que nos veas con tan buenos ojos :) Y ya sabes: nächste Haltstelle, Augustiner Bräu ;) Un besote gordo, gordo.

Paco Bernal dijo...

Hola!

A Noema: ya decías tú que estas caras te sonaban jajajaja. La verdad es que yo estoy seguro de que la espátula tendrá pronto un uso !Qué pena que yo no voy a poder probar los resultados! (porque Castillo de la Sal está a un paseillo) aunque quién sabe, quizá en la ciudad del oso haya también una cumbre gastronómica :-)
Abrazotes

A Mar: sí que sois muy salaos, no digas que no :-)mi hígado y yo ya nos estamos preparando para la siguiente parada, que como encontremos una buena marca de Prosecco, junto con la cerveza, no sé qué va a ser de mí :-)
Besotes gordos también para vosotros

María dijo...

¡Ay! Que le he puesto cara a Marona.... Bueno, ya le había visto en alguna otra foto pero hace gracia verla en otro blog....
Pasaré por el Castillo de la Sal para ver si ya a utilizado la espátula.
Besos