3 de Febrero.- Iba a seguir hoy con mis impresiones sobre las Canarias pero, como no puede ser de otra manera en un blog como Viena Directo, la actualidad manda. Hacía ya tiempo que quería escribir sobre dos temas que tienen los mentideros de la capital de esta república zumbando como colmenas.
Desde finales del año pasado, la coalición en el gobierno, formada por Socialistas y Populares, está entregada a dos reformas de profundísimo calado. Se trata de las de la enseñanza y el ejército. Hablaré hoy de la reestructuración que, impulsada desde el lado socialista, no hace sino darle dolores de cabeza a los señores del partido conservador, en cuyo ADN político está el bienestar de las Fuerzas Armadas.
El modelo de ejército vigente en Austria se parece bastante al que regía en España antiguamente. Los austriacos que llegan a la edad de demostrar su ardor guerrero, pueden elegir entre servir en la milicia unos meses o hacer una prestación social en cualquiera de los muchos organismos que se encargan de ayudar al prójimo en apuros.
Desde que yo vivo aquí, sin embargo, parece extendida la opinión que el Ejército Austriaco necesita de una reestructuración. Las razones, creo, son bastante parecidas a las que motivaron que, en España, se desmantelase el servicio militar obligatorio. En unas condiciones como las actuales en las que las guerras se libran en terrenos cada vez más tecnológicos, la defensa de un país exige cada día un grado mayor de especialización. O sea, unas destrezas que no se adquieren en unos meses de instrucción. Por otra parte, como sucede con la Iglesia, la mayoría de los jóvenes actuales no se identifica con los valores preconizados por el ejército. Para decirlo de una manera delicada, cada vez más eligen la opción militar aspirantes de peor calidad. O sea, los de expediente académico menos brillante. Lo cual en Austria es tanto como decir los de las capas menos pudientes de la sociedad. Resultado de esto es que las tropas austriacas, salvo honrosísimas excepciones, son caras y, para colmo, reciben candidatos cada vez de peor calidad (hace poco salió un artículo en el periódico diciendo que los nuevos reclutas estaban demasiado gordos y le daban demasiado al alcohol y a la comida basura).
Por otra parte, y dejando a un lado el tongo de los carísimos cazas Eurofighter que motivaron un proceso que aún dura, el equipamiento del ejército transalpino necesita una urgente modernización. Dado que los gastos en armamento y defensa son difíciles de justificar ante una opinión pública que no entiende por qué tiene que financiar a los señores de las pistolitas, resultaba evidente que, en algún momento, había que abrir el melón de recortar por el lado del personal para destinar fondos al lado material. Aunque, como sucede con según qué melones, nadie se decidía porque tocar al Ejército es una tarea que exige más tacto que desactivar bombas.
¿Qué modelo se va a imponer? Es lo que está en discusión. Teniendo en cuenta dos cosas: primero que, en los cuarteles, hay mucha gente que no ve el recorte con buenos ojos. A los militares les gusta sentirse importantes y piensan que, para que la Institución se mantenga, es necesario que los ciudadanos la conozcan por dentro (aunque, por otra parte, la mayoría de los ciudadanos varones de este país conocen la Institución por dentro y lo que han visto no les mola nada). No ayudan nada a la causa militar sueltos como el que publicaba hoy el Heute, en el que se informa que el ejército de está República cuenta con la friolera de 2800 oficiales de alta graduación, 500 de los cuales, según Herr Darabos, ministro del ramo, podrían pasar tranquilamente a la reserva si se eliminara el servicio militar obligatorio. Por otro lado, si se elimina la mili, habría que eliminar también la prestación social de aquellos que pasan de formar en los cuarteles, con lo cual muchas instituciones como los Samariter y los Johanitter (que llevan las ambulancias y los servicios de urgencias) se verían en serias dificultades para mantener el nivel de servicio actual.
Parece que se va imponiendo la idea, que a mí me parece fantástica, de establecer un servicio social universal sin distinción de sexos. Idea que está refrendada por la mayoría de la población austriaca que prefiere hacer el amor y pasa mucho, pero muchísimo, de la guerra. Amén.
1 comentario:
Me parece que es una actitud muy extendida por toda Europa, por todo occidente, creo.
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