17 de Julio.- Ayer, las calles de Viena vivieron por última vez el ritual del entierro de un miembro de la familia real austriaca. Los restos mortales de Otto de Habsburgo (Otto de Austria, sería la denominación correcta) fueron depositados junto con los de su mujer y el resto de sus antepasados en la Cripta de los Capuchinos del Kohlmarkt.
Este bloguero, como no podía ser de otra manera, también estuvo allí y, desde un lugar privilegiado (lo que tiene ir con tiempo) pudo contemplar el colorido cortejo fúnebre (parece una contradicción, pero es que fue colorido a más no poder). Gracias a su objetivo de 300 mm también pudo contemplar a sus anchas a las personalidades que acudieron a la capital de los valses a darle ese tópico “último adiós” al que, hasta hace poco, era uno de los últimos supervivientes de una época que no volverá.
Las fotos, como siempre, las pueden ver mis lectores aquí.
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