EN LOS BOSQUES DE PENNSYLVANIA

Cuando un árbol gigante se suicida,
harto de estar ya seco y no dar pájaros,
sin esperar al hombre que le tale,
sin esperar al viento,
lanza su última música sin hojas
—sinfónica explosión donde hubo nidos—,
crujen todos sus huecos de madera,
caen dos gotas de savia todavía
cuando estalla su tallo por el aire,
ruedan sus toneladas por el monte,
lloran los lobos y los ciervos tiemblan,
van a su encuentro las ardillas todas,
presintiendo que es algo de belleza que muere.

Gloria Fuertes

4 comentarios:

Dalia dijo...

Mira que escribía bien Gloria Fuertes, lástima esa voz tan ñoña que tenía.
Un abracete.

Luisru dijo...

Últimamente la blogosfera está reivindicando a Gloria Fuertes(leete el blog de Cayetana Altovoltaje). A ver si me desago de mis prejuicios y me hago con algún libro suyo...

Anónimo dijo...

Nuria
De acuerdo con Dalia, esa voz hacía perder mucho a su poesía. Pero que recuerdos de esa poesía de animales. "La pata desplumada, cua, cua, cua, como es pastosa...."

Anónimo dijo...

Nuria
patosa,....ya no sé escribir,...