La apasionante y ajetreada vida del caballero Garcilaso (o Garci Lasso)

Doña Leonor de Austria, reina de Portugal y Francia, hermana del emperador Carlos I. Un bellezón de señora.

12 de Noviembre.- Dice el refrán que no hay mal que por bien no venga. Y, si hace varios días yo atribuía a Garcilaso un logro que fue propiedad  realmente de Don Luis de Góngora, también es cierto que, si no hubiera sido así, me hubiera quedado sin saber los apasionantes detalles de la biografía breve pero intensa del caballero toledano.
 
Publicado el texto del que hablo, un lector amigo, historiador y especialista en los trajines de las dos ramas de los Habsburgo durante el siglo XVII me contó que Garcilaso había estado preso cerca de Viena. Desterrado. Me sorprendí mucho, porque para mí la biografía de Garcilaso se había quedado en lo poco que aprendí en el colegio y ahí no se mencionaba nada ni de su destierro, ni de sus amores adúlteros, ni de su hijo ilegítimo ni de sus misiones de espionaje a la corte francesa.

Así que me puse a leer y he aquí lo que encontré.

Garcilaso (o Garci Lasso) de la Vega nació alrededor de 1500 (par de años arriba o abajo) en Toledo. En el seno de una familia de la más acrisolada nobleza castellana. Pronto queda huérfano de padre y se educa esmeradamente en la corte, en donde conoce, en 1519 a su amigo Juan Boscán. En 1520 entra en la guardia permanente de Carlos I. Aprende griego, latín, italiano, francés, música y esgrima; y, entre medias, con la energía que dan los veinte años, tuvo tiempo de tener una relación con una dama toledana, doña Guiomar Carrillo, con la que tuvo un hijo al que De la Vega reconoció de manera póstuma en su testamento.

A partir del inicio de su carrera militar, la vida de Garcilaso es más la de un hombre de acción y menos la de un poeta enfrascado en sus versos. Su currículum militar no deja lugar a demasiadas dudas: Guerra de las Comunidades de Castilla (recibe una herida en Olías del Rey), cerco de Toledo poco después, expedición a Rodas para intentar frenar el dominio turco (otra herida, esta vez grave). En fin, que Garcilaso estaba hecho un Rambo del renacimiento.

Y todo en cuatro años que, considerando la velocidad de las comunicaciones de la época, constituye un derroche de energía.

En 1525 vuelve a España, es nombrado caballero de Santiago y parece querer sentar la cabeza. Se casa con Elena de Zúñiga, dama de doña Leonor, hermana de Carlos I; y entra a formar parte del séquito de la jefa de su santa esposa. Pero ya se sabe cómo son los poetas –más en su época- y pronto se enamora (platónicamente) de una dama portuguesa a la que le escribe versos. Compilados estos, se los entrega a su amigo Juan Boscán antes de partir hacia Italia en 1529. Al año siguiente, en Bolonia, asiste a la investidura de Carlos I como emperador. Más guerras contra los franceses esta vez. En 1531 se le encarga una delicada misión de espionaje en Francia que completa con éxito. Pero la tranquilidad le dura poco. Poco después de volver a España, el emperador se enfada con él por culpa de la participación de Garcilaso en la boda de un sobrino suyo. Apresan al caballero en Tolosa y lo destierran a una isla del Danubio en donde pasa algún tiempo. Sin embargo, como Viena estaba siendo amenazada por los turcos (hit me baby one more time) Garcilaso es movilizado junto al duque de Alba para luchar contra los sarracenos. Poco le dura la guerra porque en 1532 se establece en Nápoles en donde entra en contacto con la élite de los poetas italianos del momento.

Sin embargo, Francisco I y Carlos I entran en guerra (la tercera) en 1536. Garcilaso es nombrado Maestre de Campo y, durante el asalto a la fortaleza de Le Muy es herido muy gravemente. Murió en octubre de 1536 asistido por su amigo Francisco de Borja, duque de Gandía (futuro San Francisco de Borja).


2 comentarios:

HOSTAL MI LOLI dijo...

Que interesante,no se de lo que eres profesor pero esto ha sido una superbuenaclase de historia y de cotilleo amoroso de Garcilaso, y el pobre murió muy joven pero tuvo una vida muy intensa que ya la quisiéramos para nosotros. Un abrazo para tí y tus lectores.

Chus dijo...

Gracias Paco. Perdona es que soy un poco impaciente y de Madre Teresa me encanta todo lo que se publica.

Muy interesante este post tambien sobre Garcilaso.

Un abrazo